Reseña - El juego de la Muerte, una experiencia basada en una historia real

Publicado el 13 de enero de 2024, 10:08

Por: Miguel Angelino Toriz

Esta semana ha llegado a los cines una historia que revive un tema real que se volvió tendencia en las redes sociales hace unos años. Se trata de Juego de la muerte, una película rusa dirigida por Anna Zaytseva, la cual se basa en los hechos reales de “el juego de la ballena azul” que sucedieron entre el año 2015 y 2017 en Rusia y se expandieron a más países alrededor del mundo.

En esta historia la protagonista es una una joven rebelde de 17 años aproximadamente quien, a raíz del aparente suicidio de su hermana menor Yulina, decide investigar su rastro en redes sociales y la lleva a descubrir un siniestro sistema en el que jóvenes participan en un “juego” con actividades y desafíos de autolesión, autotortura y eventualmente el suicidio.

En una nota anterior ya explicamos y describimos en qué consistió el juego de la Ballena Azul y quien fue su creador en la vida real, pero a grandes rasgos podemos decir que se trata de una serie de 50 retos asignados por administradores en redes sociales a los participantes, que solían ser niños de entre 12 y 15 años.

En esta adaptación se retoma aquellos hechos de la vida real como algo que sucedió hace unos años y que terminó con los involucrados arrestados pero que de alguna manera ha vuelto en menor escala y muy secretamente. Por lo que tendremos que acompañar a la protagonista Dana (Anna Potebnya) en una travesía muy intensa y frenética para adentrarse en el juego y exponer a los organizadores involucrados. 

Puedo decir que algo que hace sobresalir esta entrega es que es algo más que una película convencional, es casi una experiencia inmersiva gracias al formato de screenlife, que nos hace ver la historia a través de lo que los ojos de Dana ven en la pantalla de sus redes sociales y lo que ven sus dispositivos móviles. Esto hace al espectador involucrarse más en la trama al tener que estar todo el tiempo atento a lo que aparece en pantalla, como si fuéramos nosotros viendo nuestros dispositivos móviles, y sintiendo la misma tensión al recibir cada mensaje, cada texto, foto y videos que ve Dana. 

Cabe resaltar que para que este aspecto fuera posible y muy disfrutable en otros países, se requiere del gran trabajo de las distribuidoras, como Corazón Films en México, para transcribir los textos de lo que se ve en pantalla en el país de origen al idioma del país en que se estrena, y de esta forma las personas no se pierden bajando la mirada a los subtítulos, pues en este caso, en las salas de cine ya pueden observar los textos en la pantalla completamente traducidos, solo que si se requiere de total atención por parte del espectador, y tal vez algo de rapidez para leer y no perderse de nada.

También, cabe decir que esta película no es solo un mero entretenimiento, sino un llamado de atención sobre los riesgos inherentes al mundo digital, especialmente para niños y adolescentes. La directora, Anna Zaytseva, hizo un gran trabajo al sumergirse y detallar el complejo mundo de la adolescencia y el impacto de las experiencias digitales en la salud mental juvenil. A través de un profundo trabajo de investigación y consultas con psicólogos, la cineasta explora el cinismo y la manipulación detrás de estos retos virales, y al final hace un llamado sobre la necesidad de una nueva ética digital y lo fundamental que es ayudar a niños y adolescentes a reconocer los peligros que hay en línea.

En cuanto a esta entrega en su totalidad puedo decir que la experiencia de verla es muy buena, inmersiva y muy tensa, que mantiene siempre enganchado al espectador, con la intriga de si ¿logrará Dana encontrar al culpable detrás de la muerte de su hermana y de muchos otros adolescentes?, sin embargo al llegar al clímax y conclusión de la historia, a pesar de tener sentido, se siente un poco anticlimático, y deja al espectador con una sensación de que se pudo construir o ver un mejor final que cumpliera con las expectativas y emociones del momento. Pero lo que tuvimos fue un repentino y espontáneo final. A pesar de eso, en general ver El juego de la muerte es una experiencia muy recomendable, tanto por entretenimiento que te mantiene al borde, así como también poder verla como una herramienta educativa.

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