Por Uriel S. Cast
La saga de ‘Un lugar en Silencio’ está de vuelta. ‘Día Uno’ se vuelca hacia el comienzo de la saga en una Nueva York sumida en la desesperación para mostrar una impactante historia de supervivencia sobre una mujer en sus últimos días quien junto a su fiel amigo y un imprevisto acompañante tratarán de llegar a un oasis en el centro de la destrucción total, aunque esto comprometa las expectativas puestas sobre el filme, que fue abandonado por John Krasinski.
“La ciudad de Nueva York produce un ruido promedio de 90dB al día. Lo equivalente a un grito constante”. Así comienza la precuela de la aclamada ‘Un lugar en silencio’ del 2018, aquella cinta en la que el público conoció el horror que tuvo que enfrentar una familia viviendo en un mundo que fue condenado a vivir en un mutismo constante, a manos de unos seres depredadores capaces de percibir hasta el mínimo susurro.
En esta ocasión, y obviando los flashbacks al inicio del apocalipsis que tuvimos en la secuela del 2020, la película presenta de lleno lo que los fans siempre quisieron conocer, situando el conflicto principal de lleno en los primeros minutos tras la llegada de los monstruos a la Tierra y mostrando el infierno que se desató en una urbe acostumbrada a nunca estar callada.
Y lo que prometía ser, desde el tráiler, una exploración más a fondo del avance progresivo del ataque y las consecuencias iniciales que enfrentó la humanidad, terminó siendo una historia más contenida y personal, lo cual se convierte en una experiencia tanto decepcionante como sorpresiva.
Si bien John Krasinski no regresa en esta ocasión para dirigir la saga que vió nacer (dado que decidió incursionar en el cine familiar con ‘Amigos Imaginarios’), deja la batuta en manos de Michael Sarnoski, quien escribe y dirige un inesperado relato íntimo en medio del armagedón ensordecedor, con elementos similares a su anterior trabajo: ‘Pig’ de 2021, donde un excelente Nicolas Cage forma un lazo con un cerdo. Aquí tenemos pinceladas de una relación similar de la protagonista con Frodo, un gatito de apoyo emocional que en todo momento mantiene la tensión a niveles inquietantes y que se convierte en el ancla emocional de la cinta.
Cabe aclarar que todos los estándares presentes desde las dos entregas anteriores se mantienen al mismo nivel: El diseño de sonido, como es de esperarse, es excepcional, manteniendo a todos al borde del asiento y haciendo que cualquier sonido, por mínimo que parezca, se convierta en una señal de alerta; y los efectos especiales se preservan igual de pulidos, con contadas excepciones como en planos amplios donde las criaturas escalan por los edificios.
Las actuaciones presentadas por Lupita Nyong'o y Joseph Quinn son impactantes, mostrando a través de la mirada y las expresiones en el rostro el trauma y dolor de dos personajes rotos que deciden emprender un sigiloso viaje para hallar refugio y sobrevivir a la debacle.
Es a partir del personaje de Lupita Nyong'o que se construye el corazón de la narrativa, pues tenemos a una protagonista con una enfermedad terminal tratando de vivir sus últimos momentos y buscando desesperadamente encontrar algo de esperanza aún cuando esas mismas esperanzas se hayan silenciado con el resto de la ciudad.
De la misma forma, Joseph Quinn, quien cautivó a todos en la cuarta temporada de Stranger Things y que próximamente dará vida a Johnny Storm en la próxima Fantastic Four, le sigue los pasos a su coestrella mostrando a un hombre que al haberlo perdido todo busca alguien que lo ayude a continuar su camino, y pese a que su aparición es repentina y su pasado es poco desarrollado, resulta ser un personaje encantador, que construye algunos de los momentos más divertidos y enternecedores del filme.
Y es que tal como en las anteriores cintas, el motor principal del largometraje se construye a través de este viaje emocional de los personajes, cuestión que puede resultar frustrante para quienes buscaban una explicación más a fondo del origen de la amenaza o quienes esperaban un conflicto más enfocado en la acción, pues la trama ignora por completo el lado más bélico del escenario apocalíptico, incluso reduciendo a un par de escenas la intervención del personaje de Djimon Hounsou, quién fuera parte vital en la segunda entrega y cuya aparición en esta precuela prometía por fin conocer más de su pasado.
Y sí bien el largometraje hace uso de ciertas conveniencias en el desarrollo del conflicto, algunas comprometiendo incluso las reglas establecidas en las dos películas pasadas, muchos de estos agujeros de guion pueden ser esquivados bajo la mirada menos exigente, finalizando con una cinta que si bien no es una obra maestra deja unos buenos sustos y sorpresivamente, inspira a guardar silencio por un momento para apreciar aún más la vida.
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