Por: Miguel Angelino

Un gato despierta en un mundo completamente cubierto de agua, donde la humanidad ha desaparecido sin dejar rastro. En esta realidad devastada, el felino busca refugio en un pequeño barco junto a un grupo diverso de animales. Sin embargo, el verdadero desafío no es solo superar su miedo al agua, sino también aprender a convivir con sus nuevos compañeros. Este es el punto de partida de Flow, la extraordinaria película del director letón Gints Zilbalodis, quien, junto con el guionista Matīss Kaža, ha creado una obra casi onirica que destaca por su narrativa visual y sonora, y que llega a los cines a partir de este 1 de enero.
Una Historia Sin Palabras, Llena de Emociones
Lo más impresionante de Flow es cómo logra transmitir una historia tan poderosa sin necesidad de diálogos. Todo recae en tres pilares fundamentales: los movimientos naturales de los personajes, un diseño sonoro magistral y una animación que deslumbra por su originalidad. Desde el momento en que ocurre la inundación que transforma el mundo, la película nos sumerge en un ambiente de tensión y esperanza. Las texturas del agua, los sonidos envolventes y la lucha por la supervivencia se entrelazan para crear una experiencia que atrapa al espectador desde el primer minuto.
El gato protagonista, junto a otras especies que encuentra en su travesía, nos invita a reflexionar sobre la adaptación y la cooperación en un entorno hostil. Cada uno de los animales aporta su personalidad única, y aunque las diferencias generan conflictos, también sirven como catalizador para la superación colectiva.
Una Animación Hipnótica y un Viaje Sensorial
El estilo de animación de Zilbalodis es uno de los aspectos más destacados de Flow. Con un movimiento fluido y envolvente de la cámara, las escenas parecen desarrollarse espontáneamente ante nuestros ojos, aunque cada detalle está meticulosamente planeado. Las tomas largas, que siguen a los personajes desde el agua hasta la seguridad del bote, replican la imprevisibilidad de la vida de una manera natural y cautivadora.
La confección visual de los entornos también es digna de admiración. La exuberante vegetación, la arquitectura sumergida y las texturas del agua crean un efecto que se sitúa entre lo pictórico y lo realista, transportando al espectador a un mundo a la vez bello y desolador. La banda sonora, premiada en el Festival de Annecy, complementa esta experiencia, reforzando la atmósfera emocional y la narrativa sin palabras.


Un Mensaje Sencillo pero importante
Al centrarse en los gestos y comportamientos naturales de los animales, evita el antropomorfismo excesivo y presenta una perspectiva honesta y conmovedora. Con un mensaje sobre la cooperación y compañerismo, la encantará a los niños con sus momentos emotivos y divertidos, pero también ofrece una reflexión sobre la adaptación y la resiliencia que puede hacer reflexionar a los jóvenes y adultos, que igual pueden quedar fascinados por el estilo artístico que redefine los estándares de la animación.
Una Contendiente Fuerte en la Temporada de Premios
Desde su estreno en el Festival de Cannes, donde formó parte de la sección Una Cierta Mirada, Flow ha recibido elogios tanto de críticos como del público. Su estilo único y su narrativa innovadora la han convertido en una de las principales candidatas al Oscar a Mejor Película de Animación, donde competirá con aclamadas producciones como Robot Salvaje e Intensamente 2.
Si buscas que ver en la primer visita al cine en familia , Flow puede ser una buena opción, ya que no cabe duda de que esta obra cautivará a quienes busquen una experiencia visual y emocional fresca en la pantalla grande.
Añadir comentario
Comentarios